Cuando a este mundo asomé
un primero de febrero,
mi llanto fue lastimero,
pero sonreí después.
A Dios yo le pregunté
con alegría y audacia,
por mi niñez de eficacia
¿qué le debía yo de dar?
Dios no tardó en contestar:
¡Dame gracias, dame gracias!
-
De mi niñez de virtud
pasé a una etapa florida,
cuando me llevó la vida
a la dulce juventud.
Disfruté con plenitud
este gran cambio en mi ruta
y con una frase augusta
Dios me colmó de placer
al decirme franco y fiel:
¡disfruta mi hijo, disfruta!
-
Camino a mi última edad
le echo un vistazo al pasado,
con todo lo que he gozado
no se puede pedir más.
Y al mirar esta verdad
mi alma alegre, agradecida,
preguntó a Dios conmovida:
¿Cómo te puedo pagar?,
no vaciló en contestar :
¡Con la vida, con la vida!
-
© Gabriel Moquete.
Una de las Décimas Gabrieliana que más me llega: La Paga.Pese a que prefiero pagar mi deuda con Dios con mi alma, como habrá de ser.
ResponderEliminar