miércoles, 31 de octubre de 2012

Las hormiguitas




Por el caminito 
las hormigas van
a buscar comida
para almacenar.
Caminan en orden,
y alegres saludan
a las que regresan
cargadas de pan.
Cuando llega el tiempo
de lluvia o de sol,
ya las hormiguitas
lo pasan mejor.
Todas bien unidas
felices están
compartiendo todo
en su dulce hogar.
Como las hormigas
así debe ser,
cumplir con la patria
que nos vió nacer.
Caminemos juntos
cargados de honor
seremos felices
¡compartiendo amor!


© Gabriel Moquete.










martes, 30 de octubre de 2012

Rulo (Décimas)



Pobre rulo,cenicito
abandonado a su suerte,
como el que espera la muerte
en un rincón,calladito.
Como reo sin delito,
malo, sin hacer maldad,
como una dulce verdad
que una mentira semeja,
tradición firme y añeja
que arrastra una sociedad.

El rulo, por tradición
ha sido menospreciado,
esto ha venido inculcado
por cada generación.
No ha habido una educación
ni casera ni escolar
que se encargue de enseñar
las diversas proteínas
y tambien las vitaminas
del recurso vegetal.

El país está invadido
de un costal a otro costal
de un maná medicinal
que tiene al país cundido.
Está el pueblo sometido
al mensaje comercial,
enfermos, van a comprar
sin que estudios les realicen,
una vaina que le dicen
medicina natural.

Cualquier Juan de los Palotes
pone un negocio en la esquina
para vender medicinas,
y allí se hace un señorote.
Manda a muchachas, con lotes
del referido maná
a vender por la ciudad
tocando casa por casa,
como la plata está escasa,
hay muchachas por "pipá".

Es raro el supermercado
que tenga rulos en venta,
el empresario no inventa
con un producto estancado.
Pero si diciembre ha entrado
allá cambian los papeles,
el rulo toma niveles
de lujosa mercancía
pues han llegado los días
de andar rodando en pasteles.

A ningún país le luce,
y si es pobre, mucho menos,
desechar un fruto bueno
que en propio suelo produce.
Este error siempre conduce
hacia un triste derrotero
pues si no le da primero
valor a su propiedad
lo llenarán sin piedad
de productos extranjeros.

Si quiere un sancocho "prieto"
con el rulo hay que contar
es el que le sabe dar
el color para este objeto.
Hay que educar al respecto
a jóvenes y mayores,
hay que sembrar con amores
nuestros propios alimentos,
dejémonos ya de cuentos,
     ¡a comer rulos, señores!
  
      © Gabriel Moquete


lunes, 29 de octubre de 2012

Flamboyán (Delonix Regia) Décimas





Luce el flamboyán sereno
su cabellera rojiza,
no le molesta la brisa
que visita su sendero.
Esbelto, cubierto entero
de una púrpura que embruja,
su ramaje se apretuja
elevado en el afán
de servir como edecán
a sus floridas burbujas,

Y es tan noble en sus amores,
que por lucir, se despoja
hasta de sus verdes hojas
para convertirse en flores.
La vista navega en loores
cuando lo encuentra en hileras
en las frescas carreteras
que van llegando a Bonao,
como un portón al Cibao,
¡azafatas placenteras!

¿Origen?, Madagascar,
desde allí cruzó los mares
para plantarse en lugares
fáciles para habitar.
Aquí se suele sembrar
junto al cacao o el café
pues su sombra extensa es
protectora de atributo
sobre estos dos buenos frutos
de nacional interés.

No le gusta nada el frío,
busca el suelo tropical,
aquí se entrega a raudal,
casi como un desafío.
Y si tiene cerca un río
se luce con esplendor,
le sirve de protector
derramado junto al lecho
entregado satisfecho
como una gigante flor.

¡Oh flamboyán, flamboyán,
por las grandes avenidas
de la ciudad, florecidas
tus regias columnas van.
Y donde quiera que están
parecen copos de amores,
los pinceles soñadores
no te dejan escapar,
sobre el lienzo eres sin par,
eres manantial de flores.
.

Rey David (Libro de Samuel, capítulo 11) Décimas




Una tarde, el rey David

paseándose en su azotea
ardorosamente otea
a una mujer desde allí.
Contemplaba el rey así
a Betsabé, que inocente
se bañaba dulcemente
en el baño de su hogar
sin saber que ‘al natural’
la captaría un rey ardiente.

Era Betsabé la esposa
de un señor llamado Urías,
bella mujer, que tenía
cuerpo de figura hermosa.
David divisa la rosa
desnuda bajo el rocío
y con el valor y el brío
propios de su gran poder
manda a buscar la mujer
cual cosa de su albedrío.

Betsabé llega ante el rey
como quien cumple un mandato
pero David, de inmediato
convierte su amor, en ley.
La ovejita de su grey
va a su aposento sumisa,
el rey sobre ella desliza
todo el sabor del poder
y seduce a la mujer
que corresponde indecisa.

El rey ha tenido el gozo
que el gusto ajeno le ha dado,
ahora indaga interesado
la situación del esposo.
Joab le informa que el mozo
es Urías, el hitita,
a David, el ansia invita
aquél hombre conocer
y da orden de traer
al tal Urias a su vista.

Acude ante el rey Urías,
y David un brindis le hace
que al buen hitita complace
y lo llena de alegría.
El vino al súbdito guía
a una mansa borrachera,
David, con la ratonera
cebada para su fin
fue preparando el trajín
con su estrategia severa.

Al mismo Urías le entrega
una carta que a Joab
el hitita entregará
con una orden palaciega.
La carta que a Joab llega
da orden determinante
de poner a Urías delante
en el frente de batalla
para que cualquier metralla
muera el hitita al instante.

Y así fue, Urías cayó
en el frente combatiendo
y David siguió viviendo
con la rosa que dejó.
Un niño luego nació,
un niño que a pocos días
raramente se moría
con gran pesar de David,
llora el rey con frenesí
lleno de melancolía.

Pasa el tiempo, y nuevamente
Betsabé sale preñada,
otro niño en la morada
le nace al rey imponente.
Luce el hogar floreciente
lleno de ardiente pasión,
ha nacido un gran varón
para orgullo de su grey,
el niño es futuro rey,
le llamaron Salomón.

©Gabriel Moquete

GUINEO, Décimas



Muchos te llaman banano,
mas, yo te llamo guineo,
con el humilde deseo
de imitar al pueblo llano.
El que con su verbo sano
te dice guineo, y ya,
aquél que en tu siembra está
y también en la cosecha,
el pueblo de vida estrecha,
el que te consume más.

Muchos te consumen verde,
un poco nuevo, mejor
como dieta, de rigor,
toda la grasa se pierde.
Pero es bueno que recuerde
que hay que hablar con el doctor,
es el camino mejor
para llevar una dieta
porque cuando éste receta
habla la ciencia de honor.

Verdecito, bien hervido
cualquier compaña te pega,
no hay que andar con tanta brega,
eres el plato elegido.
Y maduro, has atraído
por tu sabor sano y rico,
pues cualquiera se hace " añicos "
cuando se te ve oscilar
dando envidia al paladar
en tu clímax, bien "pintico".

Invades un gran espacio
de la vida en general,
y tienes un potencial
como fuente de potasio.
Tienes color del topacio 
cuando a madurar tu llegas,
eres mercancía sin braga
del círculo comercial,
desde el mercado barrial
a la más rica bodega.

Por eso, amigo guineo,
rey de campos y ciudades,
son muchas tus cualidades
para ganarte un trofeo.
Por donde quiera te veo
rindiendo una gran labor,
eres muy merecedor
de todo lo que te digo:
¡Gracias guineo,buen amigo,
el más dulce embajador!

© Gabriel Moquete.

sábado, 27 de octubre de 2012

Reencuentro (Décimas)



Avioncitos de papel
de los que mi padre hacía
cuando loco de alegría
yo jugueteaba con él.

Se solía enternecer
jugando siempre conmigo
bajo la sombra del higo
que en nuestro patio creció,
allí jugamos los dos
como padre con su amigo.

Hoy el viento de la edad
no sé porqué me ha traído
aquél tiempo transcurrido
desde su ausencia hacia acá.

Hoy, recordando a papá
voy redoblando el papel,
mi avioncito quiero hacer
y elevarme con el viento
a ver si en el firmamento
hoy me reecuentro con él.

© Gabriel Moquete

jueves, 25 de octubre de 2012

Anacaona (Décimas)



¡Qué hermoso fuera traer
hacia el presente el pasado,
mirarlo, tenerlo al lado,
¡poderlo recomponer.
Mirar un atardecer
de aquél Jaragua, ¡...envidiado!
ver al cacique rodeado
de los indios de la zona,
¡contemplar a Anacaona
y a Caonabo enamorado!

Pero resulta que no,
que el español de esos días
espantó las alegrías
de la gente que aquí halló.
Que en sus barcas no cargó,
la isla, porque no cabía;
¡qué atraso, qué cobardía
cuánto odio y cuánta saña
tenía el vientre de esa España,
de donde Colón venía.

Anacaona,decoró
de su contorno de amor,
traducido al español,
su nombre era Flor de Oro.
Era la reina del coro,
la melodía, la cadencia,
toda la gentil prudencia
brotaba en sus movimientos,
.Caonabo. -al ver tal asiento-
sintió un amor de impaciencia.

Anacaona cantaba,
declamaba sus poesías,
y al son de sus melodías
toda la tribu danzaba.
En su vientre germinaba
como otra divina cuota,
el embrión que pronto brota
duplicando la hermosura,
¡climax, de concepción pura,
su gran hija... Higuemota.

Cuenta la leyenda que,
atraído por la belleza
de la nobel gentileza
puso un hispano interés.
Pero Roldan, sin por qué,
se opuso a dichos amores,
ensanchó resquemores
al negar que se casara
con Hernando de Guevara,
aquella flor de las flores.

La poetisa Anacaona,
cuando Bohechio murió,
el Cacicazgo heredó
como reina de la zona.
El Jaragua se amontona
apoyando a Flor de Oro,
y al ver semejante coro,
con tanta fuerza y calor,
ojerizo, el español
trama el bestial deterioro.

El propio Diego Velazquez,
con una saña burlesca,
-como quien sale de pesca-
preparó tan vil ataque.
Organizó su vivaque
y extendió una invitación
dizque para una reunión
con los indios de la zona,
allí reunió Anacaona
a toda su población.

En un Caney gigantón
los indios se apretujaron,
¡los pobres... todos confiaron
de la tal celebración.
Ante una seña de acción
la soldadesca española
rodeó como ancha aureola
aquél caserón de amor
le dio fuego, y el fulgor
era una inmensa farola.

¡ Qué manera de matar,
¡ cuánto odio acumulado,
¡ qué temor a un desalmado
que sólo sabe cantar.
Es preciso imaginar
cómo quedaría el contorno
cuál el eco del entorno
del Jaragua pacional,
cómo quedó aquél lugar
de llamaradas de horno.

Sobrevivió Anacaona
al martirio de la hoguera,
pero fue hecha prisionera
y alejada de la zona.
Y en un juicio que no entona
con nación civilizada,
la reina fue condenada
a la horca y el martirio,
¡deliriums tremus, delirio
de una gente desalmada.

Y así, con esa fanfarria
de masacre y de dolor,
mataron hasta el olor
de nuestra raza primaria.
Aquella fuerza adversaria
sólo dejó la ceniza
que el fiero tiempo hace triza,
en el gran Caney ardía
la graciosa melodía
de la cantora poetisa.

© Gabriel Moquete






Viaje a Guaza




Anoche estuve en Guaza,
viajè còmodamente
en un sueño florido
que sacò del olvido
muchos recuerdos bellos
que se habian apagado
sin porquè,
ni razòn.
-
Al cruzar por el puente,
al sentirme en la entrada,
al oir del arroyo
la agreste bienvenida
 que nos brinda al llegar,
sentì no sè què cosa,
algo por toda el alma
que yo no sè explicar.
-
Pero me fuì adentrando
por mis calles de niño,
y de repente estaba
frente a frente a Mulingo
le dije adios a Intelia,
y me parè en la esquina
 y saludè a Teà.
-
Vi a Lico en el mercado,
a Pichìa,a Toño,
me encontrè con Baelo,
Vì a Merilio, vì a Lalo,
Vì a Pichardo, vì a Moncho,
a mi abuelo sentado
 en su fiel mecedora
 buscandole el piojito
a su dulce cotorra.
-
Y vi a Mayo, y a Pancho,
y a Nenèn,Don Manolo,
 y doblando a la izquierda
lleguè a mi parque amado,
allì encontrè sentados
a Sulo y a Purito,
vi a Chimbilìn,vì a Seo,
Simeoli Castillo bajaba a la Academia,
contemplè reverente
mi iglesia desplomada,
notè al Ayntamiento
 en donde mismo estaba,
recordè de Adelina
el dulce de guayaba,
 y bajando a la izquierda
vi a Guarionex cosiendo en el viejo correo,
y vì a Doña Maria,Perdomo,
Doña Aurora,Don Armando,
y en la esquina,bajando,
 vi el colmado de Nene,
la casa de los Rojas,
y me parè en la esquina
a mirar hacia arriba
 porque asì es que se mira la figura de Alejo
arriba, bien arriba
 hacia el hospital viejo.
Y vì el bar de Alfonso,
y doblando a la izquierda
y vì a Munir,vì a Ylia y la vieja farmacia,
vì a Pajaro,vì a Chino,
 y seguì caminando,
 y lleguè hasta la esquina,
y vì cuando unos taxis que venìan de Romana
 echaban gasolina.
-
Y al poner la mirada
fija,fija, bien fija
 cual franco tirador
a la casa del medio
donde naciò mi amor,
no vì señas por parte
de que allì ella estuviera,
preguntè a varias gentes
 si sabìan de su vida
 pero nadie sabìa
 del rastro de esa novia
que se llevò el destino
con todo y corazòn.
-
Y montè en una nube
que por alli cruzaba,
y retornè a mis cosas,
como triste viajero
que ha perdido la huella
de su primer amor,
ya, para què buscar,
si yo mismo no encuentro
la ruta de mi vida,
ni sè de dònde vengo,
 ni hacia dònde yo voy.
-
 © Gabriel Moquete

En el vientre del amor


lunes, 22 de octubre de 2012

Río Ozama (Décimas)




La sierra Siete cabezas
enclavada en Yamasá
hace rodar la bondad
de un río que es todo belleza.
Las campiñas atraviesa
sin mirar mas hacia atrás,
como quien no vuelve mas
a su punto de partida
con la muerte presentida
a lo largo de su edad.

Pero por suerte, no muere,
sus fluentes son el suero
que amortigua el lance fiero
de la espada que le hiere.
Sabita,hacia él se adhiere
con su cauce, a todo dar,
Yabacoa para su andar
y a su cauce se encarcela
y el " bonachón " Isabela
ensancha su litoral.

Y el Ozama, acaudalado
con las aguas recibidas
recibe la bienvenida
de un sector, que lo ha golpeado.
Es vilmente maltratado
con un malestar intenso,
su vientre recibe inmenso
bombardeo de inmundicias,
el río devuelve caricias,
cual peregrino indefenso.

Y hace su entrada triunfal
como héroe vencedor
saludando con amor
a la vieja capital.
Y al toparse con el mar
termina su trayectoria,
allí queda su memoria
balanceándose en la ría,
tiembla de melancolía
rememorando su historia.

Dormido en la inmensidad
de su mágico pasado
lo encuentra el tiempo, abrazado
a la primada ciudad.
Su lomo se mece en paz
impulsado por la brisa,
y ante la mirada omisa
o la necia indiferencia,
lleno de amor e indulgencia
¡nos regala una sonrisa!

© Gabriel Moquete.

viernes, 19 de octubre de 2012

Dulce manjar


http://argeliatejada.blogspot.com/

Dulce manjar el pan de la enseñanza
servido paso a paso en el aula escolar,
el maestro lo brinda con la fe y la esperanza
de nutrir al alumno con tan rico manjar.

La maestra dialoga como madre fecunda
con los hijos-alumnos que tiene alrededor,
y se contagia el aula con la oración profunda
que brota de esos labios mensajeros de amor.

Maestras y maestros en la noble tarea
de compartir su vida en bien de los demás,
el aula se estremece, el amor la rodea,

en este mar de amores la vida se recrea
mirando los barquitos flotar en la marea
que los conduce firmes hacia la libertad.

© Gabriel Moquete

Felicidad



Fotografía de http://www.rafaelarvelo.com/



Tengo mi casa en el llano,
es un bohío de dos aguas
cobijadito de yagua
y sus paredes de guano,
Aquí aspiro el aire sano
que baja desde la loma,
aquí escucho la paloma
con su tierno susurrar,
y es mi vida un comenzar
cada vez que el sol se asoma.

Tengo un conuco de flores
en lo alto del Ciruelillo
y va mas allá de Hatillo
el mar inmenso de olores.
Tengo en mis alrededores
el agua fresca del Jaya
y la brisa no se calla
ni se cansa de soplar,
mi vida es el verbo estar
y en el presente se halla.

Cuando mi vista se eleva
a la alto del firmamento,
vuela junto al pensamiento
a besar a Quita-Espuela.
Por eso a mi me consuela
mi vivir constantemente,
porque no tengo en la mente
lo que un día ha de llegar,
mi vida es el verbo estar,
¡mi futuro está presente!

© Gabriel Moquete.

jueves, 18 de octubre de 2012

Décimas para el Río Jaya






El Jaya pasa feliz,
a pesar de su abandono
se olvida de todo encono
para darse a Macorís.
Su dilatada cerviz
se mece camino abajo
por el milenario atajo
en que siempre se desliza,
una espumosa sonrisa
parece ser su trabajo.

Camina, siempre camina
con su presuroso andar,
diciendo adiós al pasar, 
un adiós que no termina.
Bajo los puentes se inclina
al pasar por Macosís
como saludando así 
a la norteña ciudad,
luego contento se va
con su murmullo felíz.

Quita Espuela lo divisa
correr entre la llanura
y desde su rica altura
deja caer su sonrisa-
Prosigue el Jaya su prisa
caminando sin parar,
su ruta es todo un cantar
incansable noche y día,
y en su larga travesía
va soñando con el mar.

© Gabriel Moquete.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Décimas al Río Soco, San Pedro de Macorís






De las colinas Seybanas
baja el río Soco cantando
y se interna jugueteando
entre bosques y sabanas.
Lo sorprende la mañana
con su melena plateada
resbalando en la quebrada
como un niño juguetón,
baila la arboleda, al son
de su incansable tonada.

Cruza bajo el arrebol 
de las nubes orientales
y por donde quiera sale
buscando la luz del sol.
Se aturde con su fragor,
donde quiera hace un recodo,
como buscando acomodo,
como quien se va a acostar,
pero se acuerda del mar,
para olvidarse de todo.

Por Ramón Santana pasa
dándole un eterno beso
y a su viaje sin regreso
invita al arroyo Guaza.
En un extremo lo abraza,
y en aquél encuentro acuario
hay un eco milenario
celebrando la ocasión,
¡ cuánta ternura y pasión
invaden el escenario. !

Oh río Soco,tu camino
te lo sabes de memoria
y siempre la misma historia
nos cuentas de tu destino,
que eres aquél peregrino
que no se cansa de andar,
que en correr y juguetear
vienes desde tu salida,
y que te pasas la vida
¡¡ retozando con el mar. !!!!!

© Gabriel Moquete.