domingo, 11 de agosto de 2013

LA FLAUTA DE TIMOTEO

 
Añadiendo canelones
Timoteo hizo una flauta,
él mismo trazó las pautas
de sus raras invenciones.
Los hoyos de entonaciones
muy bien supo colocar,
con ella podía tocar,
soplando, mil melodías,
buenos pulmones tenía...,
muy buen aire musical.
 
Timoteo se entretenía
con su «pasta musical»,
con ella aprendió a tocar
un sin fin de melodías.
Así pasaba los días,
tan feliz y tan contento
que pegado a su instrumento
de todo se descuidaba,
ya ni siquiera buscaba
el cotidiano alimento.
 
Un día Timoteo salió,
dejó la flauta en la mesa
pero a su esposa, Teresa,
de comer nada dejó.
En la noche regresó,
muerto de hambre alzó platones
con hambrientas ilusiones,
pero se amargó la vida
pues encontró de comida
arroz blanco... y canelones.

Por GABRIEL MOQUETE




martes, 16 de julio de 2013

MOTOCONCHISTA Poema



Coño, estoy cansado
de tantos insultos,
de tantos desmedros
que recibes tú,
culpable de todo,
de comerte luces,
de necios rebases,
de ser el causante
de todo accidente,
de ser una carga,
de ser indecente,
«de inventar la cruz».

Salgo en tu defensa
¡oh motoconchista!,
ya me duele el alma
de tanto escuchar,
que eres el perverso,
el rayo ambulante
que rueda en las calles
queriendo volar,
que eres el causante
de las emergencias,
que invades la sala
«del regio hospital».

Padre de familia,
sí señor, lo eres,
lo mismo que el dueño
del largo rent-a car,
tendido en la acera
jodiendo a peatones
que tienen, los pobres,
si quieren pasar,
tirarse a la calle
cediendo el derecho
al monstruo que quiere
todo acaparar.

No motoconchista,
no eres el peor,
las cárceles hablan
de gente dañina
que al pueblo le ha hecho
más daño que tú,
te aconsejo hermano
ajústate a leyes,
orienta a tus socios
a buena labor,
pido a los «ilustres»

sopesar tu cruz.

©Gabriel Moquete

INCENDIO Poema



Una leve llovizna
lloraba quedamente,
no había cielo
ni estrellas,
ni horizontes
ni sol,
ni mediodía
ni tarde,
ni aurora
ni mañana.
La opacidad negaba
todo aliento
de sol,
y en la copa del árbol
arropado de inviernos,
encendido de amores

cantaba el ruiseñor.

© Gabriel Moquete

A ritmo de tambores, por Gabriel Moquete


A ritmo de tambores
van los niños,
pisadas de futuro
al caminar,
parecen mariposas
de colores
buscando la fragancia
de las flores,
alboroto gracioso
que nos hace
mirar hacia el ayer,
y desandar.

A ritmo de tambores
van los niños
miradas y sonrisas
de un mundo
de placer,
vuela el alma
al recodo
de la ilusión florida
y al ritmo de la banda
feliz y entretenida
sentimos de la vida
un nuevo renacer.

A ritmo de tambores
van los niños,
la vida se detiene
a contemplar,
gozo cada retoque
del tambor,
la infancia juguetea
en mi cabeza,
a ritmo de tambores...
¡Qué belleza,
a ritmo de tambores

va el amor!

Todos somos caminantes, por Gabriel Moquete



En el Feisbú, mucha gente
se desahoga escribiendo
pues van sus penas diciendo
en este público ambiente.
Veo una ola creciente
de personas amargadas
que dicen, como si nada
sus pesares y dolores
y lloran sus desamores
con la esperanza amargada.

Hay suficientes motivos
para sufrir y llorar,
para sentir un pesar
que al corazón hace arribo.
Si tienes en el archivo
de tu cerebro, un dolor,
no hay medicina mejor
que un buen libro y su lectura,
¡cultura, mucha cultura!
¡Ese es el mejor doctor!

También para disipar
penas y melancolías
existen buenas poesías
que nos pueden consolar.
Ahora, no quiero intentar
que no llores tu emoción,
soy tu amigo y mi intención
es consolar tu dolor
con el sublime calor
de mi humilde corazón.

Todos somos caminantes
en este medio espacial
y echar la mente a volar
es un sueño delirante.
Tomemos pues el calmante
que nos brinda la lectura,
perdona si mi locura
malestar en ti despierta,
pero la casa está abierta
¡Entremos a la cultura!


domingo, 31 de marzo de 2013

RAFAEL ESTRELLA UREÑA. 1889-1945 (Décimas) por Gabriel Moquete



Rafael Estrella Ureña, 47ºpresidente de República Dominicana

Político Santiaguero
de muy nobles sentimientos
que unidos a su talento
forjaron al caballero.
Por su carácter sincero
fue siempre un hombre querido,
y estando en cualquier partido
el pueblo lo respetaba,
más, la audacia le faltaba
del político aguerrido.

Igual que su padre, fue
seguidor del Horacismo,
se inició así al partidismo
lleno de amor y de fe.
Fundó un partido que fue
una ilusión partidista,
así corría en la pista
con su ideario naciente
siendo él mismo presidente
del Laboral Reformista.

Al ideal hostosiano
respondía el nuevo partido,
éste, al verse dividido
se le escapó de las manos.
otro fue, el Republicano,
el partido que fundó,
en este se destacó
por sus discursos de altura,
tenía la nomenclatura
que con el tiempo aprendió.

Demostró su oposición
con poderosos ataques
a aquel plan de Horacio Vázquez
de extenderse en el timón.
Fue por medio de esa acción
para frenar al caudillo
que se le opuso en el trillo
a aquél viejo en su ambición,
y un pacto de solución
hizo entonces con Trujillo.

Trujillo y Estrella Ureña
con aquello que pactaron
a Horacio Vázquez tumbaron
tan sólo haciéndose señas.
pues cuando éste vio la leña
para el horno calentar
no dilató en presentar
su renuncia del poder,
lo fue Ureña a suceder
interino en el mandar.

Al convocar a elecciones,
el pacto Trujillo-Ureña
ardía como la leña
en todas las poblaciones;
Trujillo, con intenciones
de asustar al oponente,
puso terror a la gente
que en el país le adversaba,
de este modo aseguraba
ascender a presidente.

En el pacto precedente
Trujillo iría de primera
y que Estrella Ureña fuera
como vicepresidente.
El triunfo fue contundente,
pues además del terror
que Trujillo provocaba
Estrella representaba
una figura de honor.

En aquél pacto tan fiel
juraron no haber engaños,
que al pasar cada cuatro años
se turnarían el poder.
Al Estrella Ureña ver
cómo Trujillo cambiaba,
que todo el poder tomaba
en una forma muy dura,
vislumbró la dictadura
y de Trujillo dudaba.

Estrella Ureña, prudente,
ve que el terror ya se anuncia,
va al extranjero, y renuncia
como vicepresidente.
En Cuba, ya es combatiente
de la recia tiranía
y aprovecha día a día
para su denuncia hacer.
Va a Miami, y da a conocer
las pruebas que poseía.

Trujillo a Miami se asoma
y a Estrella Ureña procura
brindándose con ternura,
como una mansa paloma.
Estrella Ureña se toma
aquel anzuelo, y feliz
vuelve de nuevo al país
entre dudas y alegrías,
creyendo en las garantías
que le ofrecieron aquí.

Estrella Ureña regresa
a organizar su partido
pensando que había adquirido
libertad para su empresa.
Pero Trujillo lo apresa
deteniéndole aquél vuelo,
Trujillo, con gran recelo
su dictadura cuidaba,
tarde, Ureña se enteraba
que había tragado el anzuelo.

En causa sobreseída
salió Ureña en libertad
pero ya la tempestad
amenazaba su vida.
Su existencia, muy herida,
no tenía ya el pugilato
de aquel recio candidato
de la oratoria elocuente,
ahora estaba solamente
a merced del Trujillato.

Se informó a la población
cuando su muerte ocurrió
que la misma se debió
a una cierta operación.
Dicen que su defunción
fue un mandamiento de estado,
que realmente envenenado
fue que murió Estrella Ureña,
esto se cuenta en reseñas
históricas del pasado.

Estrella Ureña murió
víctima de la falacia,
Así nuestra democracia
a un buen hombre perdió.
A Trujillo le creyó
cuando le ofreció buen trato,
quizás por falta de tacto
hacia la patria volvía,
así un buen hombre moría,
así crecía el Trujillato.


© Gabriel Moquete



sábado, 30 de marzo de 2013

JOSÉ NUÑEZ DE CÁCERES --1772-1846



por Gabriel Moquete 

Cuando España se creyó
que a esta tierra había exprimido
dejó esto casi al olvido
y a otros rumbos se marchó.
A  estas tierras arrasó
como quien todo lo roba,
como quien pasa una escoba
para barrer hasta el viento,
a ese tiempo desatento
se le llamó: España Boba.

A otras tierras refrescantes
se fue España en su aventura
detrás de nuevas culturas
con su instinto dominante.
Y los pocos habitantes
que en esta media isla habían,
de los bienes carecían
para la vida llevar,
¡ los dejaron al azar
olvidando que existían.

En Méjico, la corona
montó su campo de acción,
mandaba aquí una ración,
¡una mísera "borona".
De vez en cuando a esta zona
llegaba aquel pago ansiado
a los pocos empleados
que al reino aquí le servían,
al pago que recibían
le llamaban "El Situado ".

Núñez de Cáceres era
un señor muy preparado,
bastante se había educado
y era amplia su carrera.
Fue rector de la que fuera
primera universidad
del nuevo mundo, y se da
a las letras consagrado,
fue periodista, abogado
escritor amplio y audaz.

Fue poeta y fabulista,
varios periódicos fueron
los que con ardor  nacieron
de su alma de periodista.
El Duende, con él edita
su desahogo espiritual,
su ritmo de intelectual
en sus páginas vertía
para colocarse al día
en la vida cultural.

Núñez de Cáceres da
el picazo que despierta
para rasgar la cubierta
de la nacionalidad.
Prepara con parquedad
el golpe dispuesto a dar,
la declaración formal
de idea de independencia
adorna con la elocuencia
de su sello personal.

Pero Núñez desconfía
hasta de su misma idea
pues busca que en la pelea
alguien le cubra la vía.
Un embajador envía
a Bolívar, y le pide
que la Gran Colombia cuide
al país con su estandarte,
¡por eso la idea de Duarte
en lo más limpio reside!

Bolívar ni se enteró
de aquella solicitud,
el mensajero en virtud
con Bolívar ni se vio.
Núñez el golpe así dio
y tuvo poco qué hacer,
el gobernador, al ver
que no lo podía impedir
no tuvo más que rendir
su fuerza al nuevo poder.

Pero resulta que al lado,
nuestro vecino país,
¡Haití! ese mismo Haití,
se encontraba liberado.
A Francia había espantado
y había lanzado su cruz,
la ira de la negritud
hizo encender los confines
y con el gran Dessalines
abolió la esclavitud.

Pero aquí la independencia
que Núñez introducía
la esclavitud mantenía,
¡grande falta de conciencia!
Y al pedir una injerencia
de una extraña autoridad,
aplasta la dignidad
de toda la población,
¡y cosa así, ni es nación
ni cuenta con libertad!

Sin tener fuerzas armadas
para defender su acción,
con su acta de defunción
nacía la nación creada.
¡Tal vez el alma arrimada
de Núñez, a autonomías,
precipitó fantasías
en su mente soñadora,
¡despertó con otra aurora,
una carga de utopías!

Nuestro vecino de al lado
mirando la situación
aprovechó la ocasión
que se le había presentado.
Con un ejército inflado
por su victoria ante Francia
envía a Núñez la instancia
de una invasión inminente,
inclusive, ¡mucha gente
de aquí, apoyaba con ansia!

En efecto, mucha gente
del lado dominicano
apoyaba el paso haitiano
con su invasión inminente.
Apoyo, principalmente
de los negros y mulatos
que esperaban mejor trato
por su status y color,
y una situación mejor,
sin temor a colonato.

El presidente de Haití,
que era Jean Pierre Boyer,
sin más tiempo que perder
se metió a nuestro país.
Con gesto altivo y feliz
penetró a la capital,
y luego de realizar
una leve escaramuza,
con su comisión intrusa
se instala al acto central.
Era nueve de Febrero
año de mil ochocientos
veintidos ¡grandes momentos
pasaba el país entero!
Boyer, altivo y austero,
con mucha solemnidad,
une a la otra mitad
el capullo de refriega,
cuando allí Núñez le entrega
las llaves de la ciudad.

Pasó a regir nueva vida
la historia dominicana,
la dominación haitiana
veintidos años metida.
La independencia ofrecida
por Núñez, no salió en vano,
Hoy un país soberano
vuela con propio estandarte.
¡El sueño lo cumplió Duarte!
¡Nos hizo Dominicanos!

©Gabriel Moquete