martes, 16 de julio de 2013

MOTOCONCHISTA Poema



Coño, estoy cansado
de tantos insultos,
de tantos desmedros
que recibes tú,
culpable de todo,
de comerte luces,
de necios rebases,
de ser el causante
de todo accidente,
de ser una carga,
de ser indecente,
«de inventar la cruz».

Salgo en tu defensa
¡oh motoconchista!,
ya me duele el alma
de tanto escuchar,
que eres el perverso,
el rayo ambulante
que rueda en las calles
queriendo volar,
que eres el causante
de las emergencias,
que invades la sala
«del regio hospital».

Padre de familia,
sí señor, lo eres,
lo mismo que el dueño
del largo rent-a car,
tendido en la acera
jodiendo a peatones
que tienen, los pobres,
si quieren pasar,
tirarse a la calle
cediendo el derecho
al monstruo que quiere
todo acaparar.

No motoconchista,
no eres el peor,
las cárceles hablan
de gente dañina
que al pueblo le ha hecho
más daño que tú,
te aconsejo hermano
ajústate a leyes,
orienta a tus socios
a buena labor,
pido a los «ilustres»

sopesar tu cruz.

©Gabriel Moquete

INCENDIO Poema



Una leve llovizna
lloraba quedamente,
no había cielo
ni estrellas,
ni horizontes
ni sol,
ni mediodía
ni tarde,
ni aurora
ni mañana.
La opacidad negaba
todo aliento
de sol,
y en la copa del árbol
arropado de inviernos,
encendido de amores

cantaba el ruiseñor.

© Gabriel Moquete

A ritmo de tambores, por Gabriel Moquete


A ritmo de tambores
van los niños,
pisadas de futuro
al caminar,
parecen mariposas
de colores
buscando la fragancia
de las flores,
alboroto gracioso
que nos hace
mirar hacia el ayer,
y desandar.

A ritmo de tambores
van los niños
miradas y sonrisas
de un mundo
de placer,
vuela el alma
al recodo
de la ilusión florida
y al ritmo de la banda
feliz y entretenida
sentimos de la vida
un nuevo renacer.

A ritmo de tambores
van los niños,
la vida se detiene
a contemplar,
gozo cada retoque
del tambor,
la infancia juguetea
en mi cabeza,
a ritmo de tambores...
¡Qué belleza,
a ritmo de tambores

va el amor!

Todos somos caminantes, por Gabriel Moquete



En el Feisbú, mucha gente
se desahoga escribiendo
pues van sus penas diciendo
en este público ambiente.
Veo una ola creciente
de personas amargadas
que dicen, como si nada
sus pesares y dolores
y lloran sus desamores
con la esperanza amargada.

Hay suficientes motivos
para sufrir y llorar,
para sentir un pesar
que al corazón hace arribo.
Si tienes en el archivo
de tu cerebro, un dolor,
no hay medicina mejor
que un buen libro y su lectura,
¡cultura, mucha cultura!
¡Ese es el mejor doctor!

También para disipar
penas y melancolías
existen buenas poesías
que nos pueden consolar.
Ahora, no quiero intentar
que no llores tu emoción,
soy tu amigo y mi intención
es consolar tu dolor
con el sublime calor
de mi humilde corazón.

Todos somos caminantes
en este medio espacial
y echar la mente a volar
es un sueño delirante.
Tomemos pues el calmante
que nos brinda la lectura,
perdona si mi locura
malestar en ti despierta,
pero la casa está abierta
¡Entremos a la cultura!