sábado, 30 de marzo de 2013

JOSÉ NUÑEZ DE CÁCERES --1772-1846



por Gabriel Moquete 

Cuando España se creyó
que a esta tierra había exprimido
dejó esto casi al olvido
y a otros rumbos se marchó.
A  estas tierras arrasó
como quien todo lo roba,
como quien pasa una escoba
para barrer hasta el viento,
a ese tiempo desatento
se le llamó: España Boba.

A otras tierras refrescantes
se fue España en su aventura
detrás de nuevas culturas
con su instinto dominante.
Y los pocos habitantes
que en esta media isla habían,
de los bienes carecían
para la vida llevar,
¡ los dejaron al azar
olvidando que existían.

En Méjico, la corona
montó su campo de acción,
mandaba aquí una ración,
¡una mísera "borona".
De vez en cuando a esta zona
llegaba aquel pago ansiado
a los pocos empleados
que al reino aquí le servían,
al pago que recibían
le llamaban "El Situado ".

Núñez de Cáceres era
un señor muy preparado,
bastante se había educado
y era amplia su carrera.
Fue rector de la que fuera
primera universidad
del nuevo mundo, y se da
a las letras consagrado,
fue periodista, abogado
escritor amplio y audaz.

Fue poeta y fabulista,
varios periódicos fueron
los que con ardor  nacieron
de su alma de periodista.
El Duende, con él edita
su desahogo espiritual,
su ritmo de intelectual
en sus páginas vertía
para colocarse al día
en la vida cultural.

Núñez de Cáceres da
el picazo que despierta
para rasgar la cubierta
de la nacionalidad.
Prepara con parquedad
el golpe dispuesto a dar,
la declaración formal
de idea de independencia
adorna con la elocuencia
de su sello personal.

Pero Núñez desconfía
hasta de su misma idea
pues busca que en la pelea
alguien le cubra la vía.
Un embajador envía
a Bolívar, y le pide
que la Gran Colombia cuide
al país con su estandarte,
¡por eso la idea de Duarte
en lo más limpio reside!

Bolívar ni se enteró
de aquella solicitud,
el mensajero en virtud
con Bolívar ni se vio.
Núñez el golpe así dio
y tuvo poco qué hacer,
el gobernador, al ver
que no lo podía impedir
no tuvo más que rendir
su fuerza al nuevo poder.

Pero resulta que al lado,
nuestro vecino país,
¡Haití! ese mismo Haití,
se encontraba liberado.
A Francia había espantado
y había lanzado su cruz,
la ira de la negritud
hizo encender los confines
y con el gran Dessalines
abolió la esclavitud.

Pero aquí la independencia
que Núñez introducía
la esclavitud mantenía,
¡grande falta de conciencia!
Y al pedir una injerencia
de una extraña autoridad,
aplasta la dignidad
de toda la población,
¡y cosa así, ni es nación
ni cuenta con libertad!

Sin tener fuerzas armadas
para defender su acción,
con su acta de defunción
nacía la nación creada.
¡Tal vez el alma arrimada
de Núñez, a autonomías,
precipitó fantasías
en su mente soñadora,
¡despertó con otra aurora,
una carga de utopías!

Nuestro vecino de al lado
mirando la situación
aprovechó la ocasión
que se le había presentado.
Con un ejército inflado
por su victoria ante Francia
envía a Núñez la instancia
de una invasión inminente,
inclusive, ¡mucha gente
de aquí, apoyaba con ansia!

En efecto, mucha gente
del lado dominicano
apoyaba el paso haitiano
con su invasión inminente.
Apoyo, principalmente
de los negros y mulatos
que esperaban mejor trato
por su status y color,
y una situación mejor,
sin temor a colonato.

El presidente de Haití,
que era Jean Pierre Boyer,
sin más tiempo que perder
se metió a nuestro país.
Con gesto altivo y feliz
penetró a la capital,
y luego de realizar
una leve escaramuza,
con su comisión intrusa
se instala al acto central.
Era nueve de Febrero
año de mil ochocientos
veintidos ¡grandes momentos
pasaba el país entero!
Boyer, altivo y austero,
con mucha solemnidad,
une a la otra mitad
el capullo de refriega,
cuando allí Núñez le entrega
las llaves de la ciudad.

Pasó a regir nueva vida
la historia dominicana,
la dominación haitiana
veintidos años metida.
La independencia ofrecida
por Núñez, no salió en vano,
Hoy un país soberano
vuela con propio estandarte.
¡El sueño lo cumplió Duarte!
¡Nos hizo Dominicanos!

©Gabriel Moquete





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