miércoles, 10 de octubre de 2012
La visita de Tarzán
Décimas
Por GABRIEL MOQUETE
Un día Tarzán, muy feliz
sus vacaciones tomó,
nuestro país eligió
para pasarlas aquí.
Dejó su selva, y allí
quedaron sus camaradas,
fieras por él amansadas
que vivían en amistad,
fieras que allí en su habitad
vivían por él dominadas.
Pero cuando aquí llegó
y salió a dar sus paseos
pasó momentos muy feos
con las fieras que encontró.
Los leones que aquí halló
solo tenían dos patas,
usaban saco y corbatas,
sabían leer y escribir
y aunque no sabían rugir
su silencio era de ratas.
En sitios de diversiones
a Tarzán casi lo encueran,
que allí los tigre eran,
más que tigres, «tiguerones».
De sus cortos pantalones
le sacaron la cartera,
lo agarraron en la acera
entre dos o tres «palomos»
y en el lugar hizo asomo
un gato con guayabera.
Cuando Tarzán se dio cuenta
del «tigueraje» de aquí
volvió a su selva, que allí,
la vida es menos violenta.
Allí el palomo no inventa
más que estar con su paloma,
el mono con su maroma
a Tarzán hace reír,
y al león hace rendir
cuando bravucón se asoma.
Aquí las fieras son fieras,
tigres, panteras, leones,
con camisa y pantalones,
¡y a la moda, de primera!
Si Tarzán aquí volviera
lo haría con un edecán,
y mis consejos serán
que como aquí hay mucho dolo,
nunca intente volver solo,
¡que se traiga a Supermán!
© Gabriel Moquete
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