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La mujer es el amor,
es el alma del hogar
y para formar un par
no hay compañía mejor.
Todo poeta o cantor
siempre ha sacado un aparte
para dedicar su arte
a ese insuperable ser,
es, y será la mujer
nuestro gran punto y aparte.
La mujer debe de ver
con quién se une en matrimonio
para evitar que un demonio
se le pueda aparecer.
Hay hombres que suelen ser
unos bobos, en apariencia,
pero luego, con paciencia
van sacando las pezuñas,
y sacan todas sus uñas
cuando entran en convivencia.
La mujer debe elegir
con mucho, mucho cuidado
a quien va a tener al lado
pues con él va a convivir.
Y no debe consentir
bajo ninguna manera
que ningún hombre hecho fiera
la aturda con su malicia,
para eso está la justicia
si alguien viola su frontera.
La frontera es el honor
y la dignidad del ser
que debe de defender
toda mujer, con ardor.
Si algún ogro abusador
contra tu vida intentara,
¡dad el frente, dad la cara
y denuncia esa malicia,
acude ante la justicia
que la justicia te ampara!
Hay hombres muy calladitos
que maltratan sus mujeres,
son los muchos Luciferes
que se hacen los agelitos
y la mujer calla el grito
quizas para no alarmar
y se deja maltratar
tal vez por toda la vida,
llevando abierta una herida
por temor a denunciar.
A veces hay palabritas
y actitudes personales
que son filosos puñales
que rozan como espinitas.
Poco a poco, al alma irrita
porque esto al cerebro toca,
entonces, esto provoca
que cualquier mujer muy buena,
al soportar tanta pena
se vuelva inútil y loca.
¡No escondas los sentimientos
de tu amargura, mujer,
eso te puede traer
duros acontecimientos.
Ve, y dile tus sufrimientos
a la fiscalía cercana,
tú verás como se sana
tu difícil situación.
¡Saca de tu corazón
la fiera vil, e inhumana.
Los hombres debemos ser
los primeros protectores
y más firmes defensores
del honor de la mujer,
y debemos proceder
si se sabe de un maltrato
contra cualquier pelagato
que no acate este consejo:
¡Siempre son unos pendejos!
¡No pelean ni con un gato!
¡Unámonos en protesta
todos, para defender
la vida de la mujer
en actitud manifiesta.
¡Es la vasija correcta
para incubar el primor
de esta vida, que es dulzor
gracias a su noble espera!
¡La mujer es primavera!
¡LA MUJER ES EL AMOR!
© Gabriel Moquete,
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