martes, 16 de julio de 2013

INCENDIO Poema



Una leve llovizna
lloraba quedamente,
no había cielo
ni estrellas,
ni horizontes
ni sol,
ni mediodía
ni tarde,
ni aurora
ni mañana.
La opacidad negaba
todo aliento
de sol,
y en la copa del árbol
arropado de inviernos,
encendido de amores

cantaba el ruiseñor.

© Gabriel Moquete

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